domingo, 27 de enero de 2008

¿Que nos espera en Venezuela este año?

Luis Vicente Leon. El Universal

Predecir el comportamiento de una economía volátil es una tarea atrevida. Ojalá pudiera pasar agachado, pero cada comienzo de año los clientes nos exigen poner en la mesa nuestras mejores proyecciones en torno a la economía venezolana, lo que a veces, por cierto, puede resultar tan peligroso como poner sobre ella partes más sensibles.

El marco de la proyección es el siguiente: la inflación oficial del 2007 superó de largo sus propias estimaciones, alcanzando la estrambótica cifra de 22,5%. El desabastecimiento de bienes controlados superó el 25%, mientras los precios del petróleo arrancaron el 2008 rompiendo la barrera de los 100 dólares, aunque la tendencia ha sido revertida peligrosamente por la amenaza de recesión que atraviesa la economía americana. No queda claro aún si el impacto final sobre los precios petroleros será severo, pero, sin duda, es una nueva preocupación para la siempre frágil y dependiente economía nacional.


¿Qué esperamos a futuro? Hay varios escenarios, de los cuales comparto con ustedes los dos principales que Datanálisis ha planteado para el corto plazo: En el primero, denominado "Control flexible", se mantiene la dinámica intervencionista del Gobierno, pero se registra alguna flexibilización en la formación de los precios y en las asignaciones de divisas al sector privado, empujada por la abrumadora realidad del desabastecimiento y la inflación y el impacto de estos sobre la popularidad presidencial. Chávez estimulará un poco al sector privado para tratar de conjurar un descontento popular que podría ponerlo en aprietos. El segundo escenario, llamado "Control inflexible", representa una vía testaruda en la cual el Gobierno insiste en arreciar los controles sobre la economía y mantiene y ejecuta sus amenazas de tomar los sectores estratégicos que considera rebeldes. Este escenario es "sabroso" para el discurso populista de este año, pero terrible para la gobernabilidad del próximo.

Con base en los contextos anteriores, este año se espera un crecimiento de la economía del 2% al 6% del PIB. Como verán, incluso en el peor escenario, la batalla entre el estímulo petrolero y el primitivismo económico la gana el petróleo a muy corto plazo, a menos que los precios caigan en barrena y arrastren la economía nacional simplemente hacia el desastre.

Respecto a la inflación, el panorama luce poco esperanzador. Esta se ubicará entre 22% y 28%, mientras las estructuras de costos de las empresas podrían subir hasta 35% este año.

Para rematar, se espera persistan algunos problemas en el abastecimiento de bienes controlados, toda vez que, de haber alguna flexibilización, esta no será amplia ni internalizada por los administradores estatales, en razón de su confusión ideológica sobre cómo tratar al sector privado, aun después del estridente fracaso del intervencionismo que han ejercido. No podemos ser optimistas mientras el Ejecutivo insiste en forjar en el sector privado la causa de la especulación y el acaparamiento, y no en el intervencionismo estatal donde realmente se halla y que, lejos de corregirse, se potencia con la entrega a los organismos públicos de las funciones de producción y distribución que, por naturaleza, corresponden al sector privado. Esta es la misma estrategia de gobiernos anteriores que siempre ha dado los mismos resultados: ineficiencia, corrupción y desabastecimiento.

Por su parte, la demanda de divisas seguirá recalentando la oferta, mientras el Gobierno hará lo imposible por mantener el dólar oficial en 2,15 bolívares fuertes para evitar el disparo inflacionario. Paralelamente, la incertidumbre política, económica y petrolera terminará por afectar significativamente el precio del dólar en aquel mercado¿ que ustedes saben perfectamente bien que desapareció desde el mismísimo momento en que el Gobierno prohibió mencionarlo.

lvleon@cantv.net

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