lunes, 14 de enero de 2008

Los acuerdos entre Chavez y las FARC

La liberación de las señoras Consuelo González y Clara Rojas por parte de las Farc dejó al descubierto -más rápidamente de lo esperado- el plan político de Hugo Chávez hacia Colombia.

Las cámaras del canal internacional del gobierno venezolano (Telesur), las únicas presentes en el sitio de la liberación, captaron dos momentos claves para entender el proceso político impulsado por Chávez y dirigido hacia Colombia. Con claridad se escuchó cuando Ramón Rodríguez Chacín, el nuevo Ministro del Interior venezolano, coordinador de la Operación y usual alto enlace de Caracas con las Farc, expresó “en nombre del Presidente Chávez, estamos muy pendientes de su lucha. Mantengan ese espíritu, mantengan esa fuerza y cuenten con nosotros”. El interlocutor de Rodríguez era el comandante de la cuadrilla encargada de la entrega de las secuestradas. Otro momento relevante fue cuando el ministro venezolano pasó al comandante guerrillero un teléfono con acceso satelital, mediante el cual (y según la propia versión de Chávez) el presidente venezolano y el guerrillero mantuvieron un corto diálogo.

La presencia de Germán Sánchez Otero, embajador de Cuba en Caracas, como el único observador internacional en la entrega de las secuestradas, evidenció que una vez más Fidel Castro actuó como puente entre Hugo Chávez y Alvaro Uribe.


Cuando Chávez aceptó en agosto pasado, servir de facilitador entre Uribe y las Farc, entendió que se le habría una brecha para su pregonado interés por lograr que la guerrilla colombiana se vuelque hacia la ruta electoral. Las Farc entendieron que la ruta abierta y que pasaba por Caracas, le podría servir para recuperar presencia internacional, lavarse la cara tras los asesinatos de 11 diputados que permanecían en su poder, y avanzar en su aspiración de ser reconocida oficialmente por terceros países. Por ello, la entrega de algunos secuestrados comenzó a ganar relevancia en la vía de mejorar la imagen de las Farc para potenciar su campaña diplomática internacional.

Durante los encuentros de Chávez con el comandante de las Farc Iván Márquez, realizados en el Palacio de Miraflores en el mes de noviembre, se habría concretado un acuerdo que incluyó la entrega de pruebas de vida de secuestrados; la liberación de algunos secuestrados notables (que mostraran buen estado de salud) en medio de un fuerte apoyo mediático; la realización de eventos publicitarios en capitales de Europa, Latinoamérica y hasta en EEUU. El plan de lavarle la cara a la Farc tendría como primer resultado el reconocimiento de esa organización por parte de un grupo de países, según lo adelantó Marulanda en su mensaje de Navidad. El plan se ha ido cumpliendo y por ello el viernes pasado Chávez afirmó que las Farc no son una organización terrorista y pidió que otros países asuman esa posición. Ante la Asamblea Nacional, Chávez dijo que las Farc son “verdaderos ejércitos, que ocupan espacio en Colombia… hay que darles reconocimiento a las Farc y al Eln, son fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político, que tienen un proyecto bolivariano que aquí es respetado”. Chávez de esta manera abrió las puertas para que las Farc instalen una representación oficial en Venezuela. Uribe respondió en pocos minutos: Colombia no comparte el punto de vista de Chávez.

El aparato publicitario del gobierno venezolano se volcó en el afán de demostrar que la liberación de las dos secuestradas no se produjo en diciembre por culpa del presidente Uribe. Tanto Chávez en su discurso en la Asamblea Nacional, como los periodistas de los medios oficiales que cubrieron las ruedas de prensa dadas por Rojas y González a altas horas de la noche del viernes, insistían en el tema de las acciones militares en el trayecto seguido por la cuadrilla que conducía a las secuestradas. Tanta relevancia al tema parece reflejar el interés de Miraflores de borrar el fracaso de la operación inicialmente montada por Chávez y que fracasó esencialmente por la falta de coordinación con Colombia.

En medios diplomáticos se comentaba a finales de diciembre sobre movimientos de las Farc con algunos secuestrados, lo que hacía presumir que la liberación de González y Rojas se materializaría efectivamente. El hecho de que la oferta de entregar al niño Emmanuel se hizo imposible de cumplir (ya no estaba bajo su control) y el tono agresivo con que se movía Caracas con respecto a Uribe, llevaron al fracaso de la operación en la cual curiosamente estaban interesados tanto las Farc, como Uribe y Chávez, cada uno por motivos diferentes y hasta antagónicos.

El esquema de la fracasada Operación Emmanuel de diciembre fue impuesto por Chávez a Uribe, prácticamente como hecho cumplido. En Caracas creían que las Farc estaban listas para la entrega. En un acto que hizo saltar chispas en Bogotá, Chávez pretendía realizar una operación en territorio colombiano sin informar al gobierno de ese país sobre el sitio de la misma. Esa imposición obligaba a Uribe a suspender las acciones militares en casi todos los teatros de guerra por un tiempo indefinido, lo cual resultaba inaceptable para el colombiano. Para la ejecución de la segunda versión de la Operación Emmanuel, Chávez debió concertar con Uribe una serie de puntos que convirtieron el hecho en una acción coordinada. Chávez se vio en la obligación de informar sobre el sitio aproximado donde se recibiría a las secuestradas, con lo cual Uribe pudo paralizar las acciones militares en un área específica.

Durante la semana previa al anuncio de que Chávez conocía las coordenadas del sitio de liberación, se produjo un intenso contacto entre los dos gobiernos. Caracas apagó los micrófonos por unos días, mientras en Bogotá el gobierno anunciaba las condiciones bajo las cuales toleraría eventuales nuevas operaciones humanitarias impulsadas por gobiernos extranjeros. Discreción, respeto al Estado colombiano y total información fueron las condiciones que el martes hizo públicas el Comisionado de Paz, Luís Carlos Restrepo. Las precisiones de Restrepo se produjeron en paralelo a la advertencia del Ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, sobre la disposición de derribar cualquier avión extranjero que intentara una operación clandestina de rescate. La dura posición de Santos se sumó a la advertencia que la Cruz Roja Internacional hiciera a Venezuela una semana antes, en la cual adelantó que la organización internacional no participaría en acciones de rescate clandestinas.

La zona del departamento del Guaviare donde fueron recogidas las secuestradas dista más de 250 kilómetros de Villavicencio, la ciudad que en diciembre las Farc y Chávez habían escogido como centro para la fracasada Operación Emmanuel. Tal escogencia ahora aparece como un fallido intento de las Farc de despistar al gobierno colombiano. Los bombardeos de los cuales se queja el gobierno venezolano y les achaca el fracaso de la Operación Emmanuel, ocurrieron a más de 150 kilómetros del perímetro que Chávez había señalado el 26 de diciembre (rayando un mapa de Colombia ante las cámaras de TV) como el escenario de la entrega.

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