sábado, 12 de enero de 2008

Ex rehenes revelan crueldad en las cárceles de las FARC


La Voz. Guarenas
En las "cárceles del pueblo" en que las FARC mantienen a docenas de rehenes, aquellos que son militares o policías "viven con cadenas al cuello", reveló el viernes una de las dos liberadas por esa guerrilla, Consuelo González, que durante el cautiverio se enteró de la muerte de su esposo y el nacimiento de su nieta.
Los detalles de la dramática y precaria vida de los rehenes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) fueron expuestos por González en una entrevista telefónica desde Caracas a la colombiana radio Caracol, cuyos fragmentos son presentados a continuación: Desde que quedó libre el jueves, "no he hecho sino conversar con mis hijas hasta altas horas de la madrugada. Disfrutar la simpatía de (mi nieta) María Juliana. Compartir la experiencia que hemos vivido tanto ellas como nosotros, tratando de recuperar el tiempo perdido, porque es imposible de recuperar, sino de empezar a aprovechar este tiempo que el Señor, que la vida nos ha deparado para estar juntas de nuevo.
Dijo que supo del embarazo de su hija Patricia en uno de sus mensajes a través de los programas de radio Caracol. "después seguí paso a paso por medio de esta comunicación ... fue como el aliciente para seguir viviendo, para resistir y sobrevivir y poder conocerla, poder disfrutarla".
"En el momento que conozco de la muerte del "Negro", de Jairo (Perdomo, su esposo) siento que se me derrumba todo, siento que no tiene salida ya mi vida y mi situación cada día es mas complicada, porque a raíz de la muerte de "Negro", se desestabiliza todo en la casa. María Fernanda mi hija menor se va del país...
"Patricia Helena, la hija mayor, en uno de los mensajes exactamente el 6 de enero (de 2003), me dice 'mami no te tengo buenas noticias, mi papi murió anoche, le dio un infarto fulminante, pero tranquila, no sufrió, descansó... le provoca a uno gritar, salir corriendo, pero al mismo tiempo entiende que nada de eso va a solucionar el problema... Decirle a la guerrilla 'me paso esto' es tiempo perdido, porque para ellos eso es absolutamente normal...
"Tuve la fortuna de compartir con personas como los militares y policías que llevaban muchos más años de retención, ellos por su misma formación tienen un manejo muy realista de la vida. Ellos me enseñaron que lo más importante es emprender el día a día, que a veces no es fácil, porque siempre lo asaltan a uno los temas del futuro...
"Vivíamos en cárceles que las FARC tiene y que llama 'cárceles del pueblo', donde no es posible ni pensar en salir de un espacio. Estamos tras de alambres y uno empieza a inventarse mecanismos de subsistencia...
"Hacía gimnasia diaria, caminaba, para conservar un estado físico por lo menos normal, pensando (primero) en el tema de salud y segundo en el tema de resistencia, para cuando se presentaran las marchas a las que éramos sometidos con frecuencia de meses o de horas largas, o de días y semanas...
Dijo que la comida era casi siempre la misma: arroz con guisantes, frijoles o lentejas. "Cuando (hay) posibilidades de caza de animales salvajes se tiene la posibilidad de comer carne". Dormían en hamacas o en plásticos sobre el piso.
"Hay momento en que se entra en contradicción con muchas cosas, revisa también muchos conceptos, trata de fijar posiciones personales que crea uno pueda ser la salida, pero termina uno concluyendo que no hay nada mas que hacer sino acatar y someterse a lo que le están imponiendo...
"En este momento con quienes yo estaba compartiendo campamento había algo doloroso que yo creo que es la única parte del mundo (en) que está ocurriendo...
"Los militares y policías vivían encadenados todo el día... La cadena al cuello y lógico que un resto de cadena lo guardaban en una maleta que se pone al hombro y bañarse encadenados, lavar su ropa encadenados, comer encadenados, cualquier cosa que haga tiene que cargar la cadena", la que por las noches permanece atada a un palo.

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