jueves, 10 de enero de 2008

Tres raíces, cinco motores y ciento veinticuatro bolsas

Por Gustavo Coronel
Noticiero Digital

El fracaso del chavismo es ya inocultable y se puede resumir en la fórmula matemática arriba enunciada. Sus fundamentos ideológicos se ubicaron en el llamado árbol de las tres raíces, las ideas de Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiél Zamora. Sus estrategias fundamentales están contenidas en los cinco motores, pomposamente llamadas las “cinco locomotoras victoriosas”: Ley Habilitante, Reforma Constitucional, Educación Socialista, La Nueva Geometría del Poder y la “Explosión” del Poder Comunal. Los ejecutores de estas estrategias han sido el presidente, el vicepresidente, los 22 ministros y un centenar de burócratas secundarios.

El árbol de las tres raíces ha sido un fracaso porque dos de las tres raíces no tienen relación con el pensamiento chavista, ya que Bolívar fue un aristócrata, libertador de pueblos y no creia en el gentío o la habladera de paja sino en la ciudadanía y en la acción, mientras que Rodríguez fue un educador para la formación de hombres y mujeres libres, no para formar limosneros y esclavos ideológicos. Zamora, un ladrón de ganado consumido por el odio racial y el odio de clases es el único que ha guiado ideologicamente a la “revolución”.

De las cinco locomotoras ya hay tres descarriladas, las que se refieren a la Reforma Constitucional, la Nueva Geometría del Poder y la “Educación” Socialista. Su puesta en marcha dependía esencialmente del referendo derrotado en Diciembre 2007. Las otras dos: la Ley Habilitante y el Poder Comunal aún dan señales de vida, pero se tambalean sin rumbo fijo. El aparataje estratégico de Chávez se va venido abajo debido a su empeño de convertirse en líder hemisférico, en lugar de resolver los apremiantes asuntos internos. Los fracasos de Santiago de Chile (el regaño del Rey), de Riyad (tratando de rebajar la producción de la OPEP), en Argentina (el maletín), en Colombia (la ineptitud de Maduro, Rodríguez Chacín y de la FARC), en Mercosur (no logra entrar) y en PetroCaribe (los países del Caribe aceptan la limosna pero no lo apoyan politicamente) configuran un golpe trás otro para su dolida humanidad.

La intuición popular venezolana ya ha comenzado a ver a Chávez como un fracasado. El pobre tipo se ve hinchado, porcino y cetrino. Su coprolalia, el uso obsesivo de la procacidad en el lenguaje, síntoma característico del síndrome de Tourette, no lo deja aparecer en la televisión sin llenarse la boca de mierda. La combinación de fracasos y el creciente desdén popular por su actitud paquidérmica ante los problemas del país lo ha reducido a un caso psiquiátrico.

Como si las raíces no estuviesen al aire y las locomotoras no hubiesen saltado los rieles, los encargados de ejecutar las estrategias, es decir, los 124 líderes de la “revolución” (el presidente, el vicepresidente, los 22 ministros y el centenar de actores de reparto que los rodean), constituyen una pandilla de bolsas ineptos y/o corruptos. Nunca habíamos padecido tanta ineptitud y falta de decoro en el ejercicio de la función pública.

El principal culpable y el más inepto del grupo es Hugo Chávez, cantinero militar con aspiraciones de Mussolini. Los vicepresidentes que ha seleccionado han sido tristes figuras: La poco sexy Adina, el codicioso Rangel, el pobretón de Isaías y el histérico Jorge.

Ministros como Rafaél Ramírez, Nelson Merentes, Rodrigo Cabezas, Aristóbulo Istúriz, Ana Luisa Osorio, María Cristina Iglesias, Jorge Giordani, Nicolás Maduro, Jesse Chacón y Willian Lara han roto todos los records de mediocridad y, en especial, Ramírez pasará al historia como el asesino de Petróleos de Venezuela. Algunos más astutos como Diosdado Cabello, Adán Chávez y Tobías Nóbrega han demostrado una gran habilidad para beneficiarse de forma obscena del poder. Los ministros de la Defensa, Baduel, García Carneiro y Rangel Briceño han prostituído sus principios y valores.

El nuevo gabinete es una simple rotación de la mediocridad. Rodríguez Chacín es un hombre del bajo mundo, el contacto entre Chávez y las narcoterroristas FARC. Rafaél Isea, el nuevo ministro de finanzas fue el asistente de Adinas Bastidas en el BID. Que país civilizado podría tener a Haiman El Troudi, el abortado ideólogo del Socialismo del Siglo XXI, como ministro de Planificación? Giordani era autista pero El Troudi, me temo, combinará el exhibicionismo con la ignorancia.

Ya nadie en Venezuela, chavistas o no chavistas, puede ignorar la terrible realidad de una pandilla que maneja el poder político en Venezuela y que nos ha arruinado moral y materialmente. 600.000 millones de dólares que eran nuestros han sido regalados, robados y despilfarrados por la marabunta chavista.

No debemos esperar hasta el 2012 para ver salir a esos malhechores. Hay que utilizar todos los recursos: presión popular, presión política, presión de la opinión pública internacional, denuncias ante la OEA, Naciones Unidas y otros organismos internacionales, referendo revocatorio, la depuración del podrido sistema electoral y otros mecanismos que puedan sacar rapidamente a estos corruptos e incompetentes del poder.

Abogar por la paciente espera hasta el 2012, algo que un sector de la oposición ha planteado con la mejor intención, representa un acto de complicidad con el régimen más desastroso que hayamos tenido en nuestra historia.

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