Rojo-rojito rapaz, ruin y represor
Por Pedro Lastra Noticias 24
Chávez ya no haya de qué palo ahorcarse. Frenado en seco en sus afanes vitalicios y totalitarios por el pueblo venezolano – el mismo que lo eligió tres veces y hoy le escupe en el rostro – vuelve a vestir su piel de cordero y a reciclar a sus viejos y fracasados segundones. En el colmo del cinismo y del engaño pretende hacernos creer que recién hoy, a nueve años de asaltar el Poder, comienza a gobernar. Cree sinceramente que el pueblo venezolano es estúpido. Y le creerá la infamia.
Casi diez años de gobierno y los ingresos más fastuosos que haya tenido gobierno alguno en nuestra historia no han dejado otra cosa que rapacería, ruindad y represión. Son sus 3 ERRES.
¿Qué puede exhibir al cabo de esta pesadilla? Calles rotas y ranchos destartalados, hospitales en la ruina y escuelas desmanteladas, niños que mueren de inanición y pobreza extrema. Y por si todo ese fracaso fuera poco, nuestro país ha caído en el peor descrédito ante el mundo civilizado. Ya nos toman por una sucursal de Haití o Zimbabwe. Avergüenza reconocer que se es venezolano. Pues en España o en Francia, en Argentina o en Colombia, en Chile o en Holanda la pregunta con que reciben a los venezolanos es siempre la misma: ¿Cómo pudieron elegir ustedes a un demagogo tan irresponsable, deschavetado y botarate?
Sin otra formación que la de comandar tropa y destruir los obstáculos que se le opongan, ha confundido a la Nación con un campo enemigo. Esa ha sido su única obra: destruir la economía, destruir la industria, arrasar con PDVSA, dilapidar todos nuestros recursos, permitir los mayores robos y latrocinios cometidos en nuestro país por gobierno alguno, enriquecer a mansalva a una minoría sedienta de riqueza y permitir el mayor asalto a la hacienda pública de nuestra historia.
Allí están las pruebas: la boliburguesía, la generación Kaufmann, el saqueo de altos mandos corruptos y antipatrióticos a los dineros del pueblo, los miles de millones de dólares gastados en viajes, hoteles de super lujo, regalos a presidentes cómplices y subordinados, gastos de Lobby, compra de conciencias, alquiler de inescrupulosos artistas de Hollywood y modelos de alcoba, compra de deuda, armamento, aviones, barcos y submarinos. Todo ¿para qué? Para montarse en una tarima internacional a hacer el ridículo. Villavicencio no tiene nombre. Es el hazmerreír del planeta.
Es la fiel expresión política de aquella actriz cómica que hacía de adeca nuevo rica en La Rochela: prepotente, inculto, grosero y violento. Hoy, después de nueve años de desgobierno, viene a vendernos su preocupación por la inseguridad. Cuando es el primer responsable por esas más de cien mil madres que han perdido a sus hijos, a sus esposos, a sus hermanos en homicidios desatados bajo el amparo de un gobierno que desprecia a la gente y promueve el crimen. Pues no tiene otro objetivo que el Poder.
¿Qué se puede esperar del hombre de las FARC en Interior y Justicia? ¿Qué del hombre de la trocha en la vicepresidencia? ¿Qué del joven Goebbels en el MINCI? ¿Qué de un parlamento que no representa a nadie, presidido por la misma incompetente, inculta e ignorante que ha convertido el parlamento en un antro de arrodillados?
Se acabó el engaño, presidente. ¡Usted ya está botao!
Chávez ya no haya de qué palo ahorcarse. Frenado en seco en sus afanes vitalicios y totalitarios por el pueblo venezolano – el mismo que lo eligió tres veces y hoy le escupe en el rostro – vuelve a vestir su piel de cordero y a reciclar a sus viejos y fracasados segundones. En el colmo del cinismo y del engaño pretende hacernos creer que recién hoy, a nueve años de asaltar el Poder, comienza a gobernar. Cree sinceramente que el pueblo venezolano es estúpido. Y le creerá la infamia.
Casi diez años de gobierno y los ingresos más fastuosos que haya tenido gobierno alguno en nuestra historia no han dejado otra cosa que rapacería, ruindad y represión. Son sus 3 ERRES.
¿Qué puede exhibir al cabo de esta pesadilla? Calles rotas y ranchos destartalados, hospitales en la ruina y escuelas desmanteladas, niños que mueren de inanición y pobreza extrema. Y por si todo ese fracaso fuera poco, nuestro país ha caído en el peor descrédito ante el mundo civilizado. Ya nos toman por una sucursal de Haití o Zimbabwe. Avergüenza reconocer que se es venezolano. Pues en España o en Francia, en Argentina o en Colombia, en Chile o en Holanda la pregunta con que reciben a los venezolanos es siempre la misma: ¿Cómo pudieron elegir ustedes a un demagogo tan irresponsable, deschavetado y botarate?
Sin otra formación que la de comandar tropa y destruir los obstáculos que se le opongan, ha confundido a la Nación con un campo enemigo. Esa ha sido su única obra: destruir la economía, destruir la industria, arrasar con PDVSA, dilapidar todos nuestros recursos, permitir los mayores robos y latrocinios cometidos en nuestro país por gobierno alguno, enriquecer a mansalva a una minoría sedienta de riqueza y permitir el mayor asalto a la hacienda pública de nuestra historia.
Allí están las pruebas: la boliburguesía, la generación Kaufmann, el saqueo de altos mandos corruptos y antipatrióticos a los dineros del pueblo, los miles de millones de dólares gastados en viajes, hoteles de super lujo, regalos a presidentes cómplices y subordinados, gastos de Lobby, compra de conciencias, alquiler de inescrupulosos artistas de Hollywood y modelos de alcoba, compra de deuda, armamento, aviones, barcos y submarinos. Todo ¿para qué? Para montarse en una tarima internacional a hacer el ridículo. Villavicencio no tiene nombre. Es el hazmerreír del planeta.
Es la fiel expresión política de aquella actriz cómica que hacía de adeca nuevo rica en La Rochela: prepotente, inculto, grosero y violento. Hoy, después de nueve años de desgobierno, viene a vendernos su preocupación por la inseguridad. Cuando es el primer responsable por esas más de cien mil madres que han perdido a sus hijos, a sus esposos, a sus hermanos en homicidios desatados bajo el amparo de un gobierno que desprecia a la gente y promueve el crimen. Pues no tiene otro objetivo que el Poder.
¿Qué se puede esperar del hombre de las FARC en Interior y Justicia? ¿Qué del hombre de la trocha en la vicepresidencia? ¿Qué del joven Goebbels en el MINCI? ¿Qué de un parlamento que no representa a nadie, presidido por la misma incompetente, inculta e ignorante que ha convertido el parlamento en un antro de arrodillados?
Se acabó el engaño, presidente. ¡Usted ya está botao!
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