domingo, 6 de enero de 2008

Rojo-rojito rapaz, ruin y represor

Por Pedro Lastra Noticias 24

Chávez ya no haya de qué palo ahorcarse. Frenado en seco en sus afanes vitalicios y totalitarios por el pueblo venezolano – el mismo que lo eligió tres veces y hoy le escupe en el rostro – vuelve a vestir su piel de cordero y a reciclar a sus viejos y fracasados segundones. En el colmo del cinismo y del engaño pretende hacernos creer que recién hoy, a nueve años de asaltar el Poder, comienza a gobernar. Cree sinceramente que el pueblo venezolano es estúpido. Y le creerá la infamia.

Casi diez años de gobierno y los ingresos más fastuosos que haya tenido gobierno alguno en nuestra historia no han dejado otra cosa que rapacería, ruindad y represión. Son sus 3 ERRES.

¿Qué puede exhibir al cabo de esta pesadilla? Calles rotas y ranchos destartalados, hospitales en la ruina y escuelas desmanteladas, niños que mueren de inanición y pobreza extrema. Y por si todo ese fracaso fuera poco, nuestro país ha caído en el peor descrédito ante el mundo civilizado. Ya nos toman por una sucursal de Haití o Zimbabwe. Avergüenza reconocer que se es venezolano. Pues en España o en Francia, en Argentina o en Colombia, en Chile o en Holanda la pregunta con que reciben a los venezolanos es siempre la misma: ¿Cómo pudieron elegir ustedes a un demagogo tan irresponsable, deschavetado y botarate?

Sin otra formación que la de comandar tropa y destruir los obstáculos que se le opongan, ha confundido a la Nación con un campo enemigo. Esa ha sido su única obra: destruir la economía, destruir la industria, arrasar con PDVSA, dilapidar todos nuestros recursos, permitir los mayores robos y latrocinios cometidos en nuestro país por gobierno alguno, enriquecer a mansalva a una minoría sedienta de riqueza y permitir el mayor asalto a la hacienda pública de nuestra historia.

Allí están las pruebas: la boliburguesía, la generación Kaufmann, el saqueo de altos mandos corruptos y antipatrióticos a los dineros del pueblo, los miles de millones de dólares gastados en viajes, hoteles de super lujo, regalos a presidentes cómplices y subordinados, gastos de Lobby, compra de conciencias, alquiler de inescrupulosos artistas de Hollywood y modelos de alcoba, compra de deuda, armamento, aviones, barcos y submarinos. Todo ¿para qué? Para montarse en una tarima internacional a hacer el ridículo. Villavicencio no tiene nombre. Es el hazmerreír del planeta.

Es la fiel expresión política de aquella actriz cómica que hacía de adeca nuevo rica en La Rochela: prepotente, inculto, grosero y violento. Hoy, después de nueve años de desgobierno, viene a vendernos su preocupación por la inseguridad. Cuando es el primer responsable por esas más de cien mil madres que han perdido a sus hijos, a sus esposos, a sus hermanos en homicidios desatados bajo el amparo de un gobierno que desprecia a la gente y promueve el crimen. Pues no tiene otro objetivo que el Poder.

¿Qué se puede esperar del hombre de las FARC en Interior y Justicia? ¿Qué del hombre de la trocha en la vicepresidencia? ¿Qué del joven Goebbels en el MINCI? ¿Qué de un parlamento que no representa a nadie, presidido por la misma incompetente, inculta e ignorante que ha convertido el parlamento en un antro de arrodillados?

Se acabó el engaño, presidente. ¡Usted ya está botao!

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